ao sul

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Cada pessoa tem a sua personalidade. A sua maneira de ser e de estar na vida. Deixo que imaginação das outras pessoas se exprimam. só espero que não façam muitas projecções daquilo que são em mim. LOL Se quiseres conhecer melhor ou mesmo ate pa falar do que te passar pela alma ou pela cabeça, associa juliofaisco@hotmail.com

quinta-feira, maio 25, 2006

A outra face do problema de nostros hermanos, el botellón!

Trabalho desenvolvido com colegas da universidade de Huelva.



¿Por qué beben los jóvenes?
La pregunta del millón. Se dice que hoy en día hay muchos más jóvenes abstemios que antes, pero que los que hay beben mucho más y de forma más compulsiva. Según datos del Plan Nacional sobre Drogas (2000), beben con el objetivo claro: buscan los efectos del alcohol, es decir, una borrachera. Un 42% de los consumidores menores de edad se ha emborrachado ya en alguna ocasión, mientras que el 22% reconoce que se emborracha habitualmente. Llama la atención el aumento del consumo entre las chicas. Según un sondeo realizado por la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, las chicas de 20 años superan en algunos casos el consumo de alcohol de los chicos de su edad. La edad de inicio es cada vez más temprana. Se comienza a beber alrededor de los 13 años. Tres cuartas partes de los jóvenes entre 14 y 18 años ha consumido alcohol; de éstos, casi el 60% se declara bebedor habitual. Tienen más conciencia del peligro con otras sustancias, como el cannabis o el tabaco, sin embargo, solamente un 42% piensa que el alcohol puede ocasionarle problemas graves (cosa que no es así, ya que su consumo provoca problemas a nivel digestivo, cardiovasculares, sistema sanguíneo, trastornos en el aparato urogenital,…). El alcohol es, además, trampolín para otro tipo de otras drogas, legales o no. Además, está presente en numerosos conflictos y de brotes de violencia (trastornos psicosociales y patologías psiquiatritas). Pero no son estas las consecuencias más graves, sino la influencia del alcohol en las cifras de la Dirección General de Tráfico. Nada menos que un 41% de los conductores muertos en accidente presentaba restos de alcohol en la sangre, y como dato de referencia, el 30% de los jóvenes de 18 confiesa haber conducido en alguna ocasión bajo los efectos del alcohol o haber subido a un coche cuyo conductor estaba ebrio.
En cuanto a la Ley Seca, el Congreso de Jóvenes, noche y alcohol, celebrado en Madrid a mediados de febrero, el ministro Mariano Rajoy anunciaba la intención del gobierno de elaborar próximamente una ley que regule la prohibición del consumo de alcohol en la vía pública, lo que supondría zanjar de golpe la polémica del botellón. Además de eso, se habló de limitar la publicidad de las bebidas alcohólicas, fijar en 18 años el mínimo de edad para adquirir alcohol, tomar medidas para restringir la venta de alcohol a menores y endurecer las sanciones para aquellos establecimientos que no respeten las nuevas normas. En definitiva, crear una ley marco, que ya ha sido calificada como una de las más duras de Europa, cuyo objetivo es poner a los jóvenes cuantas más trabas, mejor, para complicarles el acceso al alcohol. Son medidas que, de rebote, afectarán al conjunto de la sociedad. El delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Gonzalo Robles, ha declarado estar completamente a favor de las medidas de reeducación implantadas en Estados Unidos para controlar y reducir el consumo del alcohol, combinando sanciones disuasorias con medidas educativas. Es el modelo que poco a poco se irá implantando en España. En EE.UU. no se puede acceder al alcohol hasta los 21, ni consumirlo en la calle, ni llevar una lata de cerveza abierta en el coche sin asumir el riesgo de que todos los ocupantes puedan ser detenidos.
En España tampoco son medidas totalmente novedosas. Algunas comunidades autónomas ya habían aprobado anteriormente leyes en este sentido. Por ejemplo, en Andalucía, Cataluña y Baleares está prohibida la venta de bebidas alcohólicas durante la noche, y en Aragón, Canarias, Cantabria, Castilla y León, Cataluña Extremadura y País Vasco hay restricciones sobre el consumo en la calle. Otra cosa es la aplicación práctica de la ley, que ya mayoría de las veces está muy limitada por la dificultad que entraña su cumplimiento.
Después del anuncio del Ministro Rajoy, la Comunidad de Madrid ha sido la primera en recoger el testigo y redactar un proyecto de ley que prohibirá beber en la calle. De esa forma pretende controlar a los 15.000 jóvenes madrileños que todos los fines de semana acuden a la cita del botellón. La ley afectará tanto a jóvenes como a adultos, y se ha aclarado que el incumplimiento no acarreará multas, sino "trabajos en beneficio de la comunidad".
Son muchas las voces que reclaman un planteamiento serio que analice en profundidad las causas de este fenómeno, algo que no ha habido hasta este momento por parte de la administración. Numerosos sectores denuncian que no basta con prohibir, sino que hay que saber qué falla en una sociedad cuyos jóvenes acaban recurriendo al alcohol como forma de ocio. Lo más sencillo es sin duda criminalizar este comportamiento vetando el consumo, pero eso no aporta ninguna solución. Se nombra también el papel de la educación, pero no se ve un programa serio y efectivo que incluya estos temas en el lenguaje cotidiano de los escolares, y en la reciente reforma educativa tampoco se ha visto que se le conceda a este tema un lugar preferente. Se habla de fomentar el ocio alternativo, pero a la hora de la verdad fallan los presupuestos y se dejan colgados de un hilo programas que estaban resultando muy positivos, y que funcionan con la buena voluntad de muchas personas y algunas ayudas de la administración. Los jóvenes se quejan de la falta de recursos para poder invertir su tiempo en otro tipo de ocio. Se echan de menos más infraestructuras deportivas. Otras actividades, como el cine, el teatro, los conciertos, están fuera del alcance de la mayoría. No hay suficientes espacios de reunión ni locales donde puedan desarrollar actividades. Tener un lugar donde reunirse con los amigos equivale a pagar: son bares, cafeterías, discotecas. Se identifica ocio con consumo. Se nombra de refilón la responsabilidad de los padres, pero no se proponen medidas que los impliquen directamente, aparte de la sugerencia del nuevo Defensor del Menor, de que "el médico que atienda a un menor en un centro asistencial tenga la obligación de avisar a los padres, sabiendo que si no acudieran a atender a su hijo podrían ser denunciados por abandono de responsabilidades". Una medida quizás más contraproducente que otra cosa, porque podría disuadir a los jóvenes de acudir al centro de salud cuando lo necesiten por miedo al "chivatazo".
Todo son incursiones en la superficie de un problema cuya solución pasaría por criticar duramente las contradicciones de una sociedad construida por los adultos. La ley nace alejada de una realidad social y cultural que admite el alcohol, y que lejos de considerarlo una droga peligrosa, lo tolera, lo aplaude e incluso lo exige en las reuniones sociales, que no se conciben sin una copa en la mano.
En ese contexto, prohibir resulta una solución demasiado simple. La represión a secas nunca basta, más que para aparentar un arreglo a corto plazo. En realidad lo que hace es arrinconar el problema hasta que revienta por otro lado. Si un joven bebe hasta la intoxicación todos los fines de semana, hay que preguntarse qué están haciendo mal todos los que le rodean. ¿Dónde están sus padres? ¿Qué papel cumple la educación? ¿Qué otras alternativas se le están ofreciendo? ¿Qué campos de desarrollo personal tiene? ¿Qué está viendo en la sociedad que lo rodea? ¿A qué tiene miedo? La sociedad tiene que ser honesta para encontrar soluciones.

quarta-feira, maio 24, 2006

O ritual

Depois de um grande interregno, cá estou eu, assumo a minha culpa de não ter sido muito fiel,(mas em outras ate tento ser) ao blog, mas a vida com as suas voltas, faz nos perder algum tempo para nos. E para as coisas que gostamos.




O ritual


Seja a qual quer hora do dia, mas do abrir dos olhos e por os pés fora da cama iniciasse o ritual já falta pouco para o clímax do dia o ponto alto. Depois do pequeno-almoço e da toda azafama que se faz logo pela manha. Sigo o meu o cortejo o meu monologo. Direito a qualquer balcão a qualquer café. È o momento mais profano o mais sagrado, este momento da manha levar a chávena do café ate a boca. Não há gesto em numa religião tão sagrado como este. È o ponto que marca o inicio do dia é o momento em que se da toda uma explosão de sinapses que vão por todo o pensamento em dia, que ira transformar o raciocínio em lógica toda esta explosão juntasse o cigarro. Então ai atinge com grande espontaneidade com grande satisfação este clímax desejado, os neurónios dançam de alegria. Em cada fumo um pensamento em cada passa uma ideia, em mais um trago de café um encaixe de ideias. O ritual segue-se de pé de barriga encostada ao balcão quando me apetece pensar de pé, e sem limitações. Se há coisas importantes na vida de uma pessoa esta é umas delas. Há quem faça as peregrinações a Fátima e outros santuários que leve a resistência física ate o corpo dar de si direito as rumarias. Eu Perco-me no fumo que se espalha pelo espaço, viajo pelas prateleiras do café saio porta fora e vou parar sempre ao passado. Depois segue-se a milésima viagem, repentinamente já estou a tentar prever o futuro de mais um dia de uma vida simples e simplória. Quando dou por mim já a anestesia provocada pelo tabaco e pela cafeína já estão a neutralizasse, os olhos que em outrora pareciam mais pequenos no espelho do café já se abrem o aspecto vai mudando assim como a boa disposição. Saio pela porta, faço a despedida no silêncio, e digo até amanha.